La principal diferencia entre un implante osteointegrado y un diente es la ausencia de un ligamento periodontal en el lecho del implante. Esto da como resultado una disminución significativa de la sensibilidad y una movilidad reducida. Por lo tanto, los implantes pueden estar expuestos a una mayor carga oclusal al adoptar el mismo criterio oclusal aplicado a los dientes. Esta posible sobrecarga puede dar lugar a complicaciones protésicas e implantológicas que pueden reducir la vida útil del implante y de la restauración. Aunque actualmente hay poca evidencia sobre los conceptos de oclusión para las restauraciones implantosoportadas, este artículo busca proporcionar una guía para la oclusión adecuada del implante. Un espacio oclusal en las restauraciones implantosoportadas podría ser ventajoso, ya que posiblemente permita una carga adecuada de los dientes y los implantes para compensar la movilidad fisiológica de los dientes. Además, la forma de la restauración debe diseñarse de tal manera que no se transfieran fuerzas excesivas al implante. Deben evitarse las fuerzas excéntricas en las restauraciones implantosoportadas. El control rutinario de la oclusión y los posibles ajustes podrían prevenir complicaciones de los implantes y las restauraciones debido a la sobrecarga.
Los fracasos en la implantología incluyen fracturas de corona, chipping de la cerámica de recubrimiento y fracturas de implantes (Sailer et al., 2022). Debido a la falta de un ligamento periodontal, los implantes pueden estar sujetos a un mayor riesgo de sobrecarga oclusal (Lee et al., 2019; Trulsson, 2005). La sobrecarga oclusal ha sido definida por el glosario de términos de prostodoncia como “la aplicación de carga oclusal funcional o parafuncional en exceso de lo que la prótesis, los componentes del implante o la interfaz osteointegrada son capaces de soportar sin sufrir daños estructurales o biológicos” (Langer et al., 1993). De acuerdo con esta definición, la sobrecarga oclusal se relaciona con el daño estructural o biológico por la aplicación de fuerzas a través de fuerzas fisiológicas o hábitos parafuncionales (Sheridan et al., 2016). De acuerdo con el modelo de mecanostato de Frost, la sobrecarga oclusal se refiere al nivel de microtensión, que corresponde a una reacción ósea catabólica (Melsen & Lang, 2001). Esto se puede atribuir a tensiones superiores a 3.000 microtensiones, mientras que la sobrecarga leve se define por tensiones entre 1.500 y 3.000 microtensiones (Klinge et al., 2012). Las complicaciones mecánicas, como fracturas o aflojamiento de implantes, y los componentes protésicos indican fuerzas oclusales/sobrecargas excesivas (Figs. 1 y 2) (Ding et al., 2022; Fu et al., 2012; Wassell et al., 2015).
Aunque los datos científicos son escasos, la sobrecarga de los implantes osteointegrados puede provocar defectos en los tejidos duros y blandos (Hämmerle & Tarnow, 2018). Según el estado actual de la ciencia, no existe un concepto de oclusión científicamente aceptado que describa la oclusión de los implantes en comparación con la de los dientes (Carlsson, 2009; Kim et al., 2004; Koyano & Esaki, 2015). Este artículo analiza los antecedentes biofísicos de las prótesis sobre dientes y sobre implantes, que pueden provocar posibles complicaciones. También introduce, a pesar de la escasez de datos científicos, un concepto de oclusión que puede prevenir posibles complicaciones en la implantología. Los procedimientos y reglas clínicas propuestas pueden ayudar a proporcionar reconstrucciones implantosoportadas que se ajusten a la dentición y que sean aceptadas por los pacientes.