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Resumen

INTRODUCCIÓN: El bruxismo es una parafunción muy extendida.

PROBLEMA: Las cargas ejercidas sobre los dientes y los implantes en el transcurso de apretar la mandíbula y rechinar los dientes superan con creces las fuerzas que se producen durante la masticación. Como resultado de estas cargas intermitentes persistentes, las prótesis implantosoportadas pueden experimentar fallos biomecánicos y/o biológicos, como el chipping o fracturas de la cerámica.

RECOMENDACIÓN: Para evitar tales incidentes, se deben seguir ciertos principios en la planificación y diseño de prótesis sobre implantes. Además, se recomienda que ante la menor sospecha de la presencia de bruxismo, los pacientes cuyos dientes hayan sido reemplazados por implantes, usen una férula durante el sueño y tomen medidas adicionales para reducir la frecuencia y severidad al apretar y rechinar. Internacionalmente, la férula de elección es la de estabilización (férula de Michigan). Este dispositivo se caracteriza por ciertos rasgos, como la cobertura de todos los dientes o análogos de dientes del maxilar superior (o inferior), una superficie de férula plana y la realización del concepto de "libertad céntrica".

CONCLUSIÓN: El bruxismo no es una contraindicación para los implantes, siempre que los dientes o análogos estén adecuadamente protegidos.

Introducción

El término bruxismo se refiere a todas las parafunciones oclusales que ocurren cuando se está despierto o dormido y que se acompañan de actividad tónica (sostenida) y/o fásica (rítmica) de los músculos mandibulares. Se manifiestan clínicamente por apretar la mandíbula y/o rechinar los dientes (o movimientos mandibulares rítmicos que se asemejan a la masticación). En adultos, la prevalencia estimada de bruxismo despierto oscila entre el 22 % y el 30 %, mientras que la del bruxismo del sueño se sitúa entre el 1 % y el 15 % (Melo et al., 2019), lo que convierte a esta parafunción en un fenómeno clínicamente significativo en la población adulta.

En la literatura, Károlyi (1901, 1902) fue el primero en informar sobre estas parafunciones; se refirió a “contracciones espasmódicas del masetero durante el sueño”. Cinco años más tarde, Marie y Pietkiewicz (1907) introdujeron el término bruxomanía en la literatura en lengua francesa. El bruxismo encontró su primera mención en un ensayo del psicoanalista estadounidense Frohman (1931). En otras palabras, el contenido del término bruxismo siempre estuvo asociado a los contactos oclusales.

Lamentablemente, esto cambió en 2013, cuando una conferencia de consenso internacional decidió incluir dos parafunciones adicionales pero no dentales, por lo que la definición se amplió de la siguiente manera: “El bruxismo es una actividad repetitiva de los músculos mandibulares que se caracteriza por apretar o rechinar los dientes y/o por el uso de aparatos ortopédicos o por empujar la mandíbula” (Lobbezoo et al., 2013). Aparte de que rara vez se ven pacientes en la consulta que adoptan las peculiares posiciones mandibulares de llevar aparatos y empujar, este es un excelente ejemplo de cómo un término que se ha definido con precisión durante generaciones se amplía sin necesidad (en lugar de crear un nuevo término), causando confusión en el ámbito de la odontología. En este artículo, por lo tanto, el término bruxismo se utilizará exclusivamente en su sentido tradicional, es decir, en el contexto del contacto de los dientes al apretar la mandíbula y/o rechinar los dientes.