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Ask the Experts
Introducción

En la serie de artículos "Preguntamos a los expertos", pedimos a un grupo de expertos que nos den su opinión sobre una cuestión de especial actualidad en menos de 250 palabras. En esta ocasión hemos preguntado a Mauricio Araujo (Brasil), Stefan Fickl (Alemania), Eduardo Lorenzana (EE.UU.) y Mario Roccuzzo (Italia) cómo tratan las enfermedades periimplantarias en su consulta hoy en día en comparación con hace 5 años.

Mauricio G. Araujo y Flavia Matarazzo

En los últimos cinco años se ha avanzado poco en el tratamiento de las enfermedades periimplantarias. No ha surgido ningún enfoque revolucionario que garantice la previsibilidad, especialmente para el tratamiento de la periimplantitis. En el proceso, hemos aprendido que la hemorragia periimplantaria es muy frecuente, que las enfermedades periimplantarias son mucho más difíciles de controlar que las enfermedades periodontales, y que la higiene alrededor de los implantes debe enfatizarse incluso más que alrededor de los dientes. También se ha hecho evidente que cuando las prótesis implantosoportadas se planifican correctamente en una posición protésica, el riesgo de enfermedades periimplantarias se reduce considerablemente.

Actualmente, tratamos a los pacientes con enfermedades periimplantarias según tres posibles situaciones:

  1. Los implantes con mucositis periimplantaria con un acceso adecuado para el control de la placa se envían para la remoción de la placa submarginal y el refuerzo de las instrucciones de higiene oral. En ausencia de mucosa queratinizada y en presencia de molestias durante el cepillado, a menudo se requiere que los pacientes se sometan a un aumento de tejido blando queratinizado.
  2. Los implantes con periimplantitis y acceso adecuado para el control de la placa se tratan del mismo modo que los implantes con mucositis, además del desbridamiento con colgajo abierto. En presencia de defectos intraóseos, se suele recurrir a procedimientos reconstructivos.
  3. Los implantes con periimplantitis cuyo tratamiento se considera poco razonable debido a la movilidad, la pérdida ósea radiográfica progresiva, la mala estética o la imposibilidad de acceder a un control adecuado de la placa, se explantan y se reponen.

En resumen, en los últimos 5 años hemos aprendido que la mejor forma de tratar las enfermedades periimplantarias sigue siendo la prevención, ofreciendo (i) un diseño de prótesis adecuado, (ii) un acceso apropiado para el control doméstico de la placa y (iii) la inclusión en un programa de mantenimiento regular.